La casa que se mueve sola en Tonalá
(Basado en un reportaje de Kathia Reyes para Acción 10) – En el municipio de Tonalá, Chinandega, vive Don Máximo Maradiaga en una ranchita de zinc, plástico y madera. La casa queda adyacente a una bahía de buses y no llamaría la atención al ser una vivienda normal.
Pero todas las mañanas y las tardes, la casa parece cobrar vida propia. Los horcones que sostienen el techo se mecen con tal intensidad que pareciera como un sismo de más de 7 grados en la escala Richter en cada sacudida. Es un fenómeno al que Don Máximo ya se habituó, pero que los curiosos que llegan a ver esta «casa que se mueve sola» no dejan de documentar con sus celulares.
«No se sabe, puede ser algún misterio, algo en la parte de la tierra…» relata Don Máximo a la periodista Kathia Reyes. Ya prácticamente sin asombro por cada vez que se sacude la humilde vivienda con intensidad.
Los vecinos del lugar simplemente ven con asombro el fenómeno cada vez que se produce, pero de igual manera se han acostumbrado a las sacudidas que solamente se dan en la casa de Don Máximo, pero que no se manifiestan siquiera en las viviendas contiguas.
«Cuando miramos, la casa se mueve, pero estamos acostados y ni las camas (de los vecinos) se mueven», comenta una vecina que tampoco encuentra explicación. «Allá esuchamos cinco, seis veces… allá al vecino, se le caen los trastes, la ranchita se le mueve. Estamos acostados y escuchamos que la casa está temblando», comenta la misma vecina.
«Cuando uno se siente adentro, se siente perturbado cuando sale uno. Lo raro es que solo se mueve la casa, y donde estamos ahorita situados (a escasos cinco metros de la vivienda) no hay nada», comenta otro vecino de Don Máximo.
Don Máximo invita a los geólogos o expertos en la materia que investiguen este fenómeno. Él mismo dice que no teme que sea una cuestión esotérica. Lo que le preocupa es el tiempo que soporte su humilde vivienda las contínuas sacudidas que diario se manifiestan.